Opinando sobre opinar

¿Qué le pasa a la gente que siente la libertad para opinar de todo? Me alegra la nueva libertad con la que se maneja el mundo pero me parece que ya se están pasando de la ralla. Todos tienen algo para decir sobre el tema que se les ocurra. Si pedimos la opinión de alguien, está bien que nos la dé pero ya cuando opinan sin ser llamados…. Not cool. Las personas se quejan de las viejas que opinan sobre todo pero no hablan sobre la juventud que cree tener derecho de hablar sobre lo que sea. 

Las redes sociales, si bien las consumo, me parecen completamente dañinas para la salud mental y para la sociedad. Siento que atentan contra las relaciones humanas reales, las que son cara a cara. Cuando ves algo en las redes, ya sea un chisme, una foto, o lo que sea, ya armamos una idea sobre las personas y las cosas, interfiriendo en nuestra experiencia humana y física. 

Hace unos meses ya que vengo tratando de dejar de publicar en redes todo lo que hago porque realmente no me interesa que las personas sepan lo que hago en todo momento. No me interesa mostrarme en fotos porque el que me conoce en persona sabe como soy y eso es lo que me importa. No voy a decir que estoy completamente librada de ellas porque todavía me encuentro scrolleando sin fin en Tik Tok sin prestarle atención a nada de los que estoy viendo, pero no significa que no me gustaría dejar de hacerlo.

En twitter las personas están completamente desacatadas e insoportables. Me río mucho con cosas que veo en esa red, no voy a mentir, pero ya me tiene algo cansada ver comentarios sobre un chisme que viene caducando. El problema con twitter es que le da voz a personas nefastas, y encima cuando las personas le comentan a favor, creen que algo que están diciendo es relevante para la vida de la gente. Momento de hate hacia la comunidad twittera. 

Necesito que se revierta un poco esta situación de opinión libre. Empecemos a preservar nuestras opiniones sobre situaciones, personas, cosas. Nadie sabe lo que hay del otro lado de nada en el mundo, a veces ni lo que sabemos sobre nosotros mimos es como creemos. En primer grado me enseñaron que si no tenés nada bueno para decir, no digas nada. Estoy de acuerdo. Repito, no me parece volver al tiempo donde opinabas y te hacían una lobotomía, pero por favor, ¡basta de opinar sobre todo! ¡Basta de hablar sin saber en redes PUBLICAS!

Todo esto es un poco hipócrita de mi parte siendo que promociono mi escritura y pintura en redes, y sigo publicando fotos de mi persona y de lo que hago… JA. Haz lo que digo y no lo que hago. Lo aplico para mi también, todo lo que dije por que a veces me gustaría no ser una chica con tanto para decir. A veces hay que obligarse uno mismo a callarse la boca.
Abuelo, 
Vengo a tu casa y me siento bien, veo a “la vieja” y nos reímos un rato. Comemos ensalada de sushi de la que le gusta a ella, armamos los floreros con los lirios que le suelo traer. Ponemos la mesa para comer todos juntos. Seguimos haciendo lo habitual. Me desplomo cuando recuerdo que hay una habitación de tu casa que carece de dueño. 

Todavía me arde un poco el corazón cuando entro a tu oficina. Es raro entrar a un cuarto de tu casa donde tu recuerdo está inmortalizado hasta en el empapelado. Los cuadros de la pared todos dicen tu nombre pero no está el portador de él. Tu silla está vacía, tu agenda se quedó en el tiempo, dice 2023, ¿por qué no la actualizaste? Ah cierto, porque no estás. 

No logro cerrar el circulo de tu vida porque tu casa sigue igual, los muebles, las paredes, los cuadros. El olor a “la casa de los abuelos” es el mismo, solo que ahora se llama el olor de “la casa de la abuela”. Tu oficina sigue siendo tuya pero ahora la abuela mueve las cosas como ella quiere, ordenó tus cajones apenas te fuiste al canto de “siempre tantas pavadas Fito”. Entre risas y llantos, tu oficina sigue siendo un punto de encuentro entre nosotros, tu familia, y vos. 

Mis ojos recorren la pared llena de diplomas, mientras en mi cabeza suena tu voz contando cada una de las historias. Veo el abre sobres con forma de espada que me decías que tuviera cuidado cada vez que lo agarraba. Analizo las caras de las personas que están en las fotos de tu escritorio. Está tu gorra de cuando eras marinero. Tu foto soplando las velas de la torta en la iglesia con la abuela. Recorro todo lo que me es conocido, solo que todo lo que veo me recuerda que no estás ahí para contarme las cosas por vez número mil. 

No sé bien cuando se me va a pasar esto, tampoco sé si se me va a pasar. La abuela no puede dormir sin vos, dice que ver la cama vacía a la mañana y a la noche es lo que más le recuerda que no estás. Mi papá te imita cada vez que viene a abrirme la puerta cuando llego. Mi mamá a veces hace chistes que harías vos. No creo que haya algo en existencia que pueda hacer desaparecer el peso de tu ausencia. Te mantenemos acá, para que el peso sea por buenos recuerdos tuyos.

Me acuerdo que cuando querías que te prestemos atención te ponías a hablar con voz mas alta de lo normal. Te cuento que ahora, aunque no hables, toda la atención si te la llevás vos.

Sé que no vas a leer esto pero capaz escribiendote duele menos estar acá. 

Ojalá algún día nos reencontremos todos. 

Con amor, Negrita
Año Nuevo
Año nuevo es una excusa creada por humanos para “rehacer” su persona, le da a las personas la posibilidad de pensar que pueden empezar algo de cero “redimiendo” eso que creen que hicieron mal, o no hicieron, el año anterior. Brinda un sentido de esperanza algo absurdo pero a su vez me gusta que hayamos creado esta mentalidad de que se puede volver a empezar.

Antes me parecía una tontería esto de “nuevo año, nuevo yo”, y no digo que ahora no me parezca, pero me uní a esto. Me ayuda a sentir que puedo re-empezar todas las metas que no pude lograr, por una cosa u otra, el año pasado. No siento que voy a ser una nueva persona, sino que capaz con la fecha terminando en 25 y no en 24, algo puede ser distinto. Qué sé yo. Me empezó a gustar la idea. 

También creo que es una buena manera de medir el tiempo, es como un período determinado donde podes ponerte exigencias y no vas a sentir que te estás limitando. Como cuando dicen que no le pongas fecha límite a tus logros, teóricamente cuando decimos “este año tengo que hacer esto y esto” estamos poniendo límite, solo que no lo sentimos como una exigencia con nosotros mismos porque todos están viviendo la misma “limitación” de tiempo. 

Estoy aprendiendo a no autoexigirme al punto de no poder más, así que encontré cierto comfort en la delimitación de tiempo anual. Hoy, dos de enero, me desperté, hice gimnasia, me bañé y me senté a trabajar. No cambió nada del año pasado a este, sigo siendo la misma y sigo teniendo la misma rutina, solo que me gusta pensar que me quedan 363 días por delante para lograr lo que yo quiera. En verdad me quedan muchos años de vida por delante, pero en el mundo de hoy, vivir otros 365 días es un privilegio. 
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