Oficialmente llegó el día en el que mi psicóloga me dijo que me empiece a monitorear más de cerca en ciertas situaciones porque tiene que ver y definir si me tiene que derivar a un psiquiatra o no. No voy a mentir, no me agarró de sorpresa pero ni un poco.
Aunque haya estado esperando este día, no dejó de ser algo "chocante" para mi pero tampoco es algo que me avergüence. Hacerse cargo de la salud mental de uno mismo no es algo que debería avergonzar a nadie. Creo que es algo natural, más con la manera de vivir que tenemos hoy en día. Todo es tan acelerado y ligero que frenarse a pensar y a prestar atención es algo que no suele pasar.
Por mucho tiempo no le presté atención a esta parte de mí que en el momento que le conté a la psicóloga me dijo “pero Mia ¿cómo nunca me contaste esto?”. Mi respuesta fue “me pasa hace tanto que pensé que era normal”, lo cual es verdad pero por mucho tiempo cuando le contaba a alguien lo que me pasaba y me decían que ya se me iba a pasar o que seguramente era algo del momento entonces eventualmente terminé callándolo. Finalmente no, no fue del momento y no se me pasó, incluso empeoró.
Creo que hoy en día hay muchas cosas naturalizadas o incluso siendo ignoradas por las personas. Hay muchas cosas que no deberían ser normales que cuando le contás a alguien mostrando preocupación te dicen que sos exagerada o que no sos a la única que le pasa: aunque no seas a la única persona a la que le pasa algo, no significa que sea menos grave.
Esta acusación de exageración fue la que por mucho tiempo me llevó a pensar que muchas de las cosas que me pasan son normales. Si bien soy consciente que la psicóloga no es la que tiene la última verdad, me dio un diagnostico a algo que yo pensé que simplemente era parte de mi personalidad. Incluso estas “acusaciones” me llevaron a sentir que no tenía por qué contarle a nadie lo que me pasaba, ni siquiera a la persona que estudió muchísimos años para resolver este tipo de cosas.
Mi intención con contar esto no es dar lastima ni justificar nada de lo que hago o soy, pero quiero que las personas empiecen a prestarse a si mismos más atención. También quiero que las personas a las que alguien les cuenta algo que le pasa no le digan que “Se le va a pasar” y que “está exagerando” porque aunque te cuenten algo y vos creas que sabes todo, siempre hay una cara que no ves y que no te va a contar. Siempre todo tiene dos caras y no siempre la gente muestra ambas, incluso rara vez lo hacen.
Y para la gente que les pasa algo y no les parece normal o que esté bien: no me hago la experta en el tema, estoy lejos de serlo, pero me gustaría que sientan el alivio que yo sentí cuando el otro día tuve esta conversación con mi psicóloga. Que se yo, no es fácil, lo sé, pero nadie esta solo nunca, solo queda en uno saber cuando pedir ayuda.