Estos días que estuve en la playa me estuvo pasando que repentinamente, sin importar el momento y el lugar, me acuerdo que mi abuelo ya no está. Son momentos en los que de golpe me acuerdo que no puedo visitar más a Fito y algo adentro mío se paraliza. Me pasó lo mismo cuando falleció mi abuela hace unos años. 

Es de golpe, estoy mirando el mar y me acuerdo que cuando vuelva a mi casa no voy a poder llamarlo ni irlo a visitar y me paralizo. No entiendo como las olas siguen yendo y viniendo, cómo la gente me puede hablar, si yo por dentro estoy completamente paralizada. Saber que no puedo visitarlo y hacerle un chiste, que no está más acá físicamente con nosotros, hay algo en todo eso que directamente frena todo a mi alrededor y me deja boyando. 

Es raro saber que alguien que un día podías ver y llamar, hacerle chistes, darle un abrazo, ya no está más. Saber que Fito que estaba siempre esperando a que lo visitáramos con una sonrisa y un chiste en el bolsillo, ya no está esperándome. No sé cómo explicarlo porque es algo que en una situación normal comprendo pero cuando me acuerdo que realmente no está y que no es solo una idea sino un hecho, se me borra toda noción y comprensión. 

No extraño activamente a mis abuelos que no están pero cuando me acuerdo no puedo extrañarlos porque no termino de entender el hecho. No se puede extrañar a alguien que no sentís que no esté. Y honestamente, no es que no lo logro entender, sino que no quiero entenderlo porque significaría que es real. Y el que sea real significa que no los puedo abrazar nunca más y la nena adentro mío necesita creer que la están esperando en sus casas con una sonrisa para seguir la vida sin paralizarse. 
Back to Top