Hace poco hice una analogía de las tantas que hago con las personas y los moluscos.
Leyendo en internet, como siempre, me dio curiosidad cómo se forman las perlas con las que tanto me obsesioné y amo llevar en el cuello colgando. Por si no sabías, las perlas son resultado de un mecanismo de defensa del molusco; entra un grano de arena en el molusco, irrita al ser vivo y como defensa empieza a recubrirlo con capas y capas de nácar.
Cuando leí esto me quedé pensando en que me parecía algo similar a lo que hacemos los humanos: lo más lindo y sincero de nosotros, es resultado de capas y capas de pensamientos, emociones, recuerdos. nuestro corazón es nuestra perla.
Ahora entiendo que si bien no necesariamente estamos formados por reacciones a algo malo, sino que estamos formados por reacciones a algo; ya sean emociones, situaciones, personas, pensamientos, lo que sea. Somos dos seres vivos que crean algo a partir de cosas ajenas que entraron a nuestro cuerpo.
Sé que suena raro pero de alguna forma me gusta pensar que lo que tanto me gusta llevar en el cuello es resultado de un proceso similar al de mi arte, al de mi persona. Es como un recordatorio de que estoy formada de capas y capas de reacciones mias a cosas ajenas a mi y que no tiene por qué ser algo malo.