Con lo que estoy por decir corro el riesgo de sonar completa y absolutamente dramática, pero en fin es un poco lo que soy. Por fin me siento bien. Es increíble como todo lo que hago lo vuelvo mío, de una manera hermosa y completamente personal. Entinto todo lo que hago con mis esencia y mis colores. Hace muchos años no me pasaba esto de sentirme tan plena en mi misma y en lo que hago.
Creo que es bastante visible para las personas que me rodean porque yo me noto distinta, más tranquila pero igual que siempre. Soy un fuego andante, eso es sabido, pero ahora soy un fuego controlado dentro de mi descontrol. Me siento un fuego caliente que quema pero que no hace destrozos. No sé bien cómo expresar lo que siento sobre mi misma pero me gusta definirme como un fuego.
Me siento distinta. A simple vista no sé si las personas ajenas notan la diferencia pero dentro mío estoy completamente distinta. Siempre disfruté ser yo solo que ahora es distinto porque encuentro paz en ser yo. No siento que todo sea un caos absoluto, siempre dije que soy un desastre de nadie. Ahora soy un desastre mío, un desastre que disfruto y que dejé de tratar de ordenar. Aprendí a abrazar quién soy y lo que quiero.
No sabía que podía sentirme tranquila. Siempre pensé que era parte de mi persona vivir revolucionada con la cabeza en todos lados. Hoy me doy cuenta que tal vez no era parte de mi sino que era la parte de mi que no quería controlar por miedo a perder mi esencia, hoy me doy cuenta que todo lo que soy no pasa por mi “personalidad avasallante” o por la persona “impulsiva” que soy, sino que va mucho más allá. Eso son solo partes chiquitas de mi persona que no tienen por qué tomar el control de cómo vivo.
Es difícil ponerle límite a lo que por tanto tiempo dejé que tomara el control en mi. Me siento en control sobre lo que soy ahora, esta parte que pensé que no me dejaba ser una persona cuerda (de vez en cuando) pasó a segundo plano. Es como que todo lo que creí que era resulta ser la mínima parte de quien soy, porque la parte más grande e importante de mi persona recién ahora está “floreciendo”.
Cuando dejo de ser mi propio límite me divierto más y la paso mejor en la vida. Sin pensar todo tanto, disfrutando lo que hago y lo que quiero. Me estoy empezando a permitir sentir fuera de lo racional y de lo que creo que me va a mantener a salvo, ya no siento que tengo miedo a que por ser completamente genuina conmigo misma algo me pase o me lastime. Es como que siempre guardé algo de mi como una especie de auto conservación que pensé que me mantendría entera, cuando en realidad no dejarme ser era lo que me estaba dividiendo en pedazos.
Estoy tratando de sanar las partes de mi que preserve lastimadas por miedo a que no sean “tan interesantes” cuando estén sanas. Una idiotez de mi parte, o bastante masoquista mejor dicho. Me gustaba lo que salía de mi cuando todo era dolor, gris y triste, era poético de alguna manera. Lo que no pensé es que sería más poético aún verlo desde un lado ya sanando. Ver las cosas malas con un corazón bien puesto hace que todo cambie, entiendo todo distinto. Mismo hay cosas que no entiendo ahora porque no lo veo de la misma manera y también es lindo que las emociones que sentí queden en el momento que las sentí. Es como que agarraba una pena y la estiraba para que bañe toda mi realidad con sus tonos en vez de conservarla donde tenía que quedar y empezar a bañarme con otras penas o tal vez permitirme también bañarme con alegrías. Encontré confort en sentirme mal constantemente, en sentir pena por mi misma. Hacía que todo sea más fácil sin importar cuan bajo me dejaran.
Es más fácil justificarse cuando uno está triste porque cree que reaccionar está justificado. No es así, o ya no es así. Creí que si me sentía mal todo el tiempo de alguna manera podría justificar mis reacciones ante todas mis cosas no resueltas del pasado. Nunca creí ser de las personas que toman la ruta fácil de las cosas pero resulta que lo fui, al menos en mi mundo emocional. Todo es más fácil cuando crees tener una justificación ya armada para lo que te vayan a decir, en vez de pensar realmente en qué es lo que queres y necesitas.
Hoy hago lo que quiero porque quiero, no es más una “reacción por algo que siento”. No soy las cosas malas que me pasaron. Soy solo lo que me pasó, soy lo bueno y lo malo. Soy todo lo que me gusta y lo que no. Empece a entender esta frase que dije hace tiempo. Empecé a mirarme a mi misma con los ojos de amor que miro al mundo. Yo soy mi mundo y soy la primera en merecer que la miren con mis ojos de amor.