Por mucho tiempo sentí culpa por tener mucho. No es que estaba activamente sintiéndome culpable, sino que en ciertos momentos donde ciertas cosas eran el centro yo sentía como que lo que tenía era algo malo. Cuando me daba cuenta de los privilegios que tenía por haber tenido un papá al que le fue bien y a una mamá que lo bancó, me entraba una ola de una mezcla de culpa y vergüenza. 

Por lo general iniciaba con cosas como que nunca tuve que ahorrar para nada, no necesitaba ahorrar para viajar porque mis papás me llevaron a donde quise, ni para comprarme un auto porque mis papás desde que tengo 17 que me dieron uno y cuando quise lo cambié, y así todas cosas materiales pero que en mí generaban cosas extrañas. Veía como algunos de mis amigos ahorraban para comprarse cosas, o mi novio ahorraba para comprarse una moto o un auto, y pensaba en que el nunca haber tenido que ahorrar, ni haber tenido ganas de hacerlo, me debería dar vergüenza. Sé que es un problema superficial pero es algo que de chica me lastimó mucho: cuando iba a ciertos lugares siempre fui la que tenía todo o como decían “la millonaria” o “la cheta”. 

Me acuerdo distintivamente que en mi último cumpleaños que festejé con todas personas que yo creía que eran mis amigos, invité a mas o menso treinta personas a mi casa. Mientras que en todos los cumpleaños de las otras personas la gente llevaba bebida, hacíamos chanchito para comprar las pizzas, e incluso poníamos plata en un pozo común para darle un regalo, yo quería aprovechar que mis papás podían pagar toda la comida y les dije que no traigan nada. Yo estaba en mi casa esperando emocionada que vinieran todos. Si bien sé que es muy materialista, me encantaba que me den regalos pero no por el regalo en sí sino que me gustaba sentir que me habían prestado atención y que los regalos eran justamente eso, una atención. Mi mejor amigo me regaló unos lapices de colores y un block de hojas porque sabía que em encantaba pintar, mientras que las otras veintinueve personas que vinieron no compraron ni un chocolate. De vuelta, sé que es completamente materialista, pero cuando mi mejor amigo les preguntó por qué no me habían traído nada su respuesta fue “Mia ya tiene todo, no le vamos a regalar nada porque no lo necesita”. Me destruyó que ni por hacer un simple gesto hayan comprado un mísero chocolate entre veintinueve personas. Que se yo, creo no fue tanto la falta de regalo sino que me dolió que me hayan visto como una ong. Ese fue el último que festejé con todos porque, tomando el riesgo de sonar como una mala persona, me rompió las pelotas que no pensaran en mí. Vinieron a mi casa, disfrutaron de mi cumple pero para mí, nada.

Esa es solo una anécdota de las tantas, pero no todas son así de trágicas. Simplemente nunca tuve que preocuparme por algo, siempre tuve lo que quise, cuando lo quise y como lo quise, sin tener que hacer más que pedírselo a mis papás. Mi papá tiene una debilidad por su hija menor, AKA cuca, AKA yo, por ende me era más que fácil obtener lo que quise. No fue hasta que me puse de novia con mi actual novio que me repitió unas noventa veces que no tengo por qué sentir culpa por lo que tengo. Me ayudó a darme cuenta que es algo que no tengo por qué esconderlo o sentirme avergonzada. Y no particularmente porque sea mi novio el que lo dice lo entendí, sino que él y yo venimos de dos lugares muy diferentes y nos criaron de maneras muy diferentes, entonces que lo diga él por alguna razón me generó algo de confort. 

Creo que nunca había escrito sobre esto porque me daba miedo quedar como una persona superficial y desagradecida pero acá estoy. No creo ser la única que se siente así, o al menos que siente alguna especie de “carga” por lo que tiene. Llegué al punto de que me afecte hasta en el momento de tener un problema: tengo todo, nunca me faltó nada, no puedo tener ningún tipo de problema, callate estas siendo exagerada. Y como le dije a mi novio el día que tuvimos una mini discusión sobre el tema: no, no tengo problemas económicos pero tengo días que no me acuerdo la voz de mi abuela y me atormenta al nivel de estar inhabilitada por completo para hacer cosas. De vuelta, los problemas son diferentes según quien los mira. Un problema que yo tuve y pasé mal, me va a parecer mucho más grave que uno que no tuve entonces no sé lo que se siente atravesarlo. En mi vida todo está conectado, y en este caso mis problemas y lo que tuve esta atravesado por la misma sensación de privilegio pero con connotación negativa. Soy una privilegiada y no lo siento como algo bueno. 
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