Hace un tiempo tuve un episodio que me preocupó mucho: iba manejando, con la cabeza dando vueltas en las últimas cosas que me estuvieron pasando, y me di cuenta que prefería morirme en ese instante que seguir pensando en eso. No es la primera vez que me pasa algo así. Es un momento que no puedo controlar mi cabeza por más que quiera y me encuentro paralizada en un pensamiento o conjunto de, a tal punto que no puedo funcionar. Me paraliza un pensamiento, o la ansiedad que me genera dicho pensamiento. Entonces como lo único que quiero es que eso pare, para que eso suceda debería dejar de funcionar mi mente, que en la cultura humana sería morirse. Por ende, me quiero morir. 

Cuando alguien como yo (una persona considerada dramática y romántica) cuenta algo así, parece que estoy agrandando una situación ínfima que no es grave. Lo conté y primero recibí el típico “ay que exagerada”. No estaba exagerando, realmente quería morirme. 

Ya hablé de esto en el pasado, no pienso en morir y que lloren, no pienso en maneras de matarme, sino que simplemente empiezo a desear morirme para no tener que seguir con esto. Me entra una desesperación que me hace querer morir al instante, apagarme, como me gusta decirle. Me gusta la vida, disfruto vivirla y me gustaría completar todos los proyectos que tengo en mente, entonces no es que no sienta que tengo propósito o ganas de vivir, sino que quiero que lo que sea que está en mi mente desaparezca. 

Finalmente al hablarlo en terapia me dijo que es ansiedad. Yo, completamente incrédula le digo “¿no me quiero matar entonces?” a lo que me responde que la desesperación de no poder controlar lo que estoy pasando y no pudiendo, me lleva a querer morir. No porque no quiera seguir con mi vida sino que no tolero esto que estoy atravesando. Siendo sincera, me sentí un poco débil de mente en el momento que me dijo esto. Se me vinieron a la cabeza todas las personas que me decían “Tenés que poder ganarle a tu mente”, “No te puede controlar lo que pensas”, y todas las frases similares a esas. Me di cuenta que posiblemente nadie de ellos sepa lo que es ahogarte con tus pensamientos tanto que deseas morir. 

No quiero hablar de esto tan ligeramente porque el deseo de morir no me parece algo estúpido y banal. Es un tópico sensible que no se toma en cuenta como algo real hasta que alguien se termina matando de verdad, no solo en palabra. A veces morirse no se trata literalmente de la muerte humana, el no tener pulso, el morir de verdad, también se trata de no querer hacer cosas porque sentís que no podes porque tu mente no te deja. Querer mirar o hacer algo pero sabés que se van a venir tantos pensamientos que no vas a poder controlar, entonces preferís no hacerlo. Es también apagar lo que sentís y lo que pensas con tal de no tener que soportar tu propia existencia. La muerte en vida está más entre las personas que lo que las personas se dan cuenta. 

Para las personas que no atraviesan esto, decir que no podes más o decir alguna de todas las cosas que deseas que tengan que ver con apagar tu cerebro, es algo tonto que podes controlar. Te desestiman como si estuvieses tratando de exagerar algo que te pasa, como si quisieras molestarlos. Sé que es dificil saber qué decir ante una persona en ese estado pero a veces es mejor no decir nada que tratar a una persona de débil de mente o de sensible.

No es un chiste ni una exageración cuando alguien dice que no puede frenar lo que le está pasando en la cabeza. No siempre podemos ganarle. A veces la mente empuja fuerte y no la podes controlar. Estás luchando contra vos misma a un punto que te preguntás si no habrás perdido la cabeza. A veces el miedo a que la mente gane está y es real. Para muchos la mente termina ganando. 

Casualmente le mandé esto a alguien y me dijo “igual todos tenemos ansiedad”. Reconfirmando lo que digo de que las personas no se lo toman en serio a menos que estés muerta o teniendo un ataque de ansiedad en vivo y en directo. Fui al psiquiatra y me recetó una pastilla para todos los días, no era un chiste ni la ansiedad habitual y humana que todos sienten. No estaba exagerando, estaba bien en asustarme porque tal vez nunca hubiese ido a hablar con la psicóloga, tal vez no me hubiese mandado a el psiquiatra. A veces me pregunto si me hubiese ganado la cabeza y hubiese muerto ¿me tomarían en serio? ¿o seguiría siendo una exagerada que no pudo con un poco de ansiedad?

No pretendo darle pena a nadie, siempre digo que pena es lo peor que puedo generar en alguien. Solo pretendo que las personas empiecen a tomarse más en serio la salud mental de las personas que las rodean. Que tal vez el “alma de la fiesta” como me gusta denominarme, no está en una fiesta de verdad sino que está tratando de no implosionar. Porque sonría y sea alegre no quiere decir que no la pase mal. A veces aunque creas que sabes todo y que la persona que tenes al lado está barbara, es una mascara que aprendió a poner porque lo que en verdad no está bien es su normalidad. No normalicemos la ansiedad. Des-normalicemos la desestimación de los problemas ajenos.
Este video es de la película Intensamente 2 cuando Riley (la protagonista) tiene un ataque de ansiedad y Ansiedad (el personaje de la emoción en la película) "rompe" la consola donde las emociones manejan cómo se va a sentir Riley.
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